domingo, 31 de enero de 2016

Santa Treponema (La morbosa)


"¿Qué extrañas a la que llamas puta y te rompió el corazón?"


El médico y poeta Girolamo Fracastoro, cansado de escuchar a sus amigos y pacientes que le venían a consultar sobre sus penas amorosas, decidió crear la sífilis. Después de una breve meditación concluyó que parasitando a las hembras de Verona las consultas sobre el tópico terminarían y lo dejarían tranquilo con sus aburridos versos.

- ¿Qué extrañas a la que llamas puta y te rompió el corazón? ¡Bah! Eso no es nada campeón, ahora tendrás unas bonitas marcas en el cuerpo por el resto de tu vida para recordarla, además de la posibilidad latente de terminar loco por ella como tanto presumías.

Los servicios de salud pública de la época vieron la oportunidad de utilizar la propagación de la epidemia  para exacerbar la xenofobia europea, la cual resultó siendo todo un éxito; prueba de ello es que los países vecinos adoptaron la misma medida adaptándola a sus necesidades geopolíticas. El ayuntamiento agradeció el noble gesto con una efigie conmemorativa que terminó siendo un atractivo turístico para los licenciosos y xenófobos más devotos del mundo.

lunes, 25 de enero de 2016

Fátima




- ¡Hola coleguis! mi nombre es Fátima, estudié administrativas y tengo un máster en marketing. Por ahora trabajo sin paga para una empresa tabacalera regalando muestras de cigarrillos durante las fiestas de San Sebastián, pero estoy segura de que con ésta magistral estrategia de mercado que estoy llevando a cabo, seguro que para navidades me pagarán el salario mínimo; y si no, por lo menos le podré vender a los críos tabaco.*








*El collage y el texto originalmente estaban programados para ser publicados en alguna parte de España. Dado que eso no ocurrió, prefiero dar a conocerlos por mi cuenta a manera de pequeño homenaje a personas estupendas que conocí en aquellas tierras.





miércoles, 20 de enero de 2016

Consejos de mamá

La mujer que se empeñó en traerme al mundo y a quien en venganza avejenté y destrocé su belleza de hembra humana con mi nacimiento, tuvo el desatino de llenarme durante mi infancia con bichos que ella llamaba "consejos":

1 Párate derecho
2 No blasfemes
3 No hables con la boca llena
4 Respeta a tus mayores
5 No eructes en público; si no lo puedes evitar hazlo lo más discretamente posible y discúlpate después.




Su mente agreste le impidió contemplar la posibilidad de que aquellos bichos crecerían y se devorarían mis entrañas para convertirme en el parásito de hoy que está encorvado haciendo frente a la entrepierna de la madre superiora del Colegio de Las Hermanas Descalzas, mientras me lleno la boca con el cuerpo y la sangre de cristo para farfullar maldiciones y haciendo pequeñas pausas para soltar sonoros eructos en la caverna abadesca frente a mí; no me disculpo. Soy el alumno más sobresaliente de la preparatoria.

miércoles, 13 de enero de 2016

Epístola de un desempleado a su homólogo (celebremos el inicio del año con desempleo para una generación entera).






Hola amigo:

¿Qué tal? ¿Cómo va el asunto del desempleo?  

Seguro que no muy bien, digo, creo que aunque se encuentre trabajo, este será una mierda mal remunerada, ya sabes, esos empleos de 5 mil pesos al mes que te invitan a quedarte con la "familia", porque es imposible pagar una renta de digamos: 3,000 pesos y utilizar el resto para sobrevivir, ya ni menciono eso que el hombre masa llama vivir, ya que se vuelve un ejercicio obligado para una imaginación mongólica.

Por mi cuenta, he experimentado un regreso a ese estado de ansiedad generalizada y permanente antes de conseguir el trabajucho de etnógrafo, otra vez con la sudoración excesiva en las manos, horarios de sueño totalmente desorganizados (hoy me dormí a las 8  de la mañana, el miércoles a las 4, el martes a las 6, y así por el estilo), un horario de alimentación también desorganizado, malestar físico, dolores de espalda, de cabeza, episodios de náusea y vértigo, me encuentro muy irritable y me cuesta cada vez más trabajo mostrarme, ya ni siquiera cortés sino neutral en la comunicación con los moradores de la torre de Babel, me esfuerzo, vaya que me esfuerzo, pero no me sale muy bien. Seguro que no tengo absolutamente nada nuevo que agregar a lo que ya sabes sobre el malestar que genera encontrarse en ésta situación, solo te quiero contar algo digno del anecdotario de la estupidez cotidiana:

Hace menos de dos semanas (hace dos lunes) fui a una entrevista de trabajo a una universidad de esas de ínfimo prestigio la: UXX. Acudí a la entrevista para ocupar el puesto de: Prefecto/Coordinador. Me citaron a las ocho de la noche en Av. L. M. cerca de Plaza M., llegué a las 7:50 y tuve que esperar hasta las 8:20 a que me atendiera el director. Por fin me hace  pasar a la oficina una secretaria que más que secretaria parecía una edecán del programa de Lalo y Lagrimita con un remedo de traje sastre que se podía confundir perfectamente con un uniforme de vendedora de piso de Samborns. Cuando me asomo a la oficina me recibe un tipo rollizo con cara de bebé y con título de doctor en no sé qué mierdas odontológicas (para que te formes una idea: era muy similar a un Abobo de Double Dragon, pero de gestos afables). 

Después de las preguntas rutinarias sobre la experiencia laboral (al parecer les importa un pito de enano sifilítico con Síndrome de Down si cuentas  con estudios de posgrado o no), me vomitó toda una letanía de actividades estúpidas a realizar: abrir y cerrar salones, verificar que alumnos y maestros estén en tiempo y sitio correctos, entregar llaves al salir al simio vigilante, entrar a clases y evaluar si los maestros siguen el modelo educativo (el cual según subrayó: "no se limita a lo académico, sino que le damos al alumno una importante educación en valores"), elaboración de horarios cada semestre, trabajo en periodos vacacionales, etc. 

Todo esto se tenía que realizar de lunes a viernes de 12 p.m. a 10 p.m. y los sábados de  9 a.m. a 2 p.m. Fue tan extenso en su discurso e insistió en que mi perfil era el adecuado y demás palmaditas en la espalda metafísicas que mencionó  que estaba casi seguro que la encargada de recursos humanos no tendría problema en gestionar mi adhesión a la tremenda institución, hasta ahí todo mediocremente bien. Cuando me pregunta: "¿A cuánto ascienden tus necesidades?" y después me interrumpió antes de contestar para mostrarme un programa que utilizan para la elaboración de horarios, cosa a  la que presté nula atención, pensando en cuánto les pediría por mis servicios a esos mercaderes de los rechazados por la universidad pública.

Comencé fantaseando con una vida de 8,000 pesos, que supose era lo que quería que dijera, y me dije: "a la mierda son muchas putas horas, además Plaza M. me queda hasta el culo del Diablo, les voy a pedir 12,000...", pero luego entre la basura que me repetía, imaginé que me mandarían al carajo si les pedía esa cantidad, así que pensé en la cifra 9,000, y cuando terminó su perorata administrativa me pregunta nuevamente: ¿entonces cuánto es lo que pides X ? (así, con mi nombre y todo como diciendo: "¿cuánto pides de limosna mi pobre recabrón desempleado?") Y solté: "10,000 pesos ya libres de todas las deducciones e impuestos", Y sin mirarme dijo: "¡Ah! OK, yo creo que eso si lo podemos arreglar", y anotó la cifra: 10,000 en la parte superior en blanco de mi CV, que puso encima de otros CV, cuyas cantidades no pude ver. Al final fue muy amable, dijo que él mismo me llamaría jueves o viernes  para avisarme si podía pasar a la siguiente entrevista con la de RH, y pues al final no sucedió, pero en cambio días después si que hubo un cambio, mis pesadillas sobre la muchedumbre queriendo matarme o gente deforme que controla el mundo. 

Por fin se dieron un descanso esos personajes montruosos para  tomar los roles de presentador de programa de concursos, edecanes y público en en estudio de grabación. Así es, en ésta ocasión yo hacía las veces de concursante de programa de tele abierta con muchas tareas denigrantes y  ridículas a las que había que someterse y que no recuerdo bien, pero lo que sí recuerdo es que estaba enojado y el presentador no dejaba de hacer bromas sobre mi ceño fruncido, mientras el público se carcajeaba y pedía: "más". No se que era ese más, pero seguro que era algo relacionado con humillarme aún más.

Una maravilla, una verdadera maravilla. Ya me despido mejor.

En verdad, deseo de manera genuina que no lo pases tan mal amigo, pero desafortunadamente sé que vivimos en un mundo de hechos y no de buenos deseos.

Saludos.




P.D. El premio del concurso era un empelo.