La mujer que se empeñó en traerme al mundo y a quien en venganza avejenté y destrocé su belleza de hembra humana con mi nacimiento, tuvo el desatino de llenarme durante mi infancia con bichos que ella llamaba "consejos":
1 Párate derecho
2 No blasfemes
3 No hables con la boca llena
4 Respeta a tus mayores
5 No eructes en público; si no lo puedes evitar hazlo lo más discretamente posible y discúlpate después.
Su mente agreste le impidió contemplar la posibilidad de que aquellos bichos crecerían y se devorarían mis entrañas para convertirme en el parásito de hoy que está encorvado haciendo frente a la entrepierna de la madre superiora del Colegio de Las Hermanas Descalzas, mientras me lleno la boca con el cuerpo y la sangre de cristo para farfullar maldiciones y haciendo pequeñas pausas para soltar sonoros eructos en la caverna abadesca frente a mí; no me disculpo. Soy el alumno más sobresaliente de la preparatoria.
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