lunes, 28 de marzo de 2016

Revelación Pascual.



¡Qué no! que todo era una estratagema para que los mercados de productos veganos aumentaran el volumen de sus ventas. ¡Qué no! que todo era una broma.

martes, 22 de marzo de 2016

Vacaciones de Semana Santa y Pascua



La pequeña de la esquina inferior izquierda nos explica:

-Tomaron un puñado de superstición, luego añadieron miedo e ignorancia en partes iguales. A eso le agregaron la rabia hirviente del pueblo judío que ya previamente había sido sazonada con sed de venganza en el tuétano por haber sido expulsados de todas partes; después lo mezclaron con cantidades generosas de deseo de dominio sobre los otros. Por último agregaron a un cordero carpintero, completamente torturado. Siglos después, los primeros cristianos agregaron un pez, también carpintero, para darle un toque mediterráneo. Lo del chocolate fue un mero capricho de refinamiento afrancesado que después los norteamericanos comercializaron en forma de conejos y huevos de chocolate. Y así es como nacieron las vacaciones y los rituales de canibalismo simbólico... ¡disfrútenlas amiguitos!


domingo, 20 de marzo de 2016

Los domingos de la familia Mülller.


El Sr. y la Sra. Müller pasaban los domingos ofreciendo fiestas a sus amigos los Mota Velasco, el clan Slim Helú,  los Baillères González, la casta Salinas Pliego, los Gonda de Rivera, la casta Aramburuzabala  y por supuesto las familias del Valle y Arango. Todo era justo como en los comerciales de Ferrero Rocher, un ambiente  de gente bonita y sana vistiendo prendas de diseñador y exclamando cada dos por tres muchos: ¡oh!¡espléndido! ¡maravilloso! y ¡querida! Pero todo eso cambió cuando nació Lisandrito (o como le llamaban en las altas  esferas a escondidas y entre risas maliciosas: "Lisiadito"). Lisandrito Müller nació con parálisis cerebral y la familia no quiso saber más de las fiestas y la vida social; desde entonces dedican las tardes a contestar llamadas telefónicas de sus viejos amigos que siempre terminan con un: "Sí, es una bendición" ó "Es un angelito que Dios nos envió", mientras repasan junto al más pequeño de sus hijos las lecciones del Manual del Perfecto Asesino. Por su parte Lisandrito se desliza en su silla de ruedas gracias a los ríos de excreciones incontrolables que confunde con arcoíris vomitados por vacas parlanchinas.




martes, 8 de marzo de 2016

Día Internacional de la Inserción de la Mujer al Mundo Laboral



Tras el aturdimiento post segunda guerra mundial, la humanidad se mostró embriagada por un tufillo optimista: las hembras humanas ahora estaban metidas en el ambiente laboral. Grandes expectativas, sueños clasemedieros, cócteles de moda, comida gourmet, alta costura a precio de trapos de segunda mano, control natal, basura sofisticada a la carta; en fin, toda una fantasía híper democrática a crédito. Sin advertirlo, las reglas del apareamiento estaban por cambiar. Con las hembras trabajando a dos turnos (en los centros de empleo y en los hogares), llegaron las protestas y las exigencias de los derechos de género. Los machos se vieron obligados a cambiar los rituales de cortejo, ya  no bastaban la galantería y las cascadas de fruslerías de las tiendas departamentales, fue necesario tomar las clases de baile de salón, los cursos sobre: "cómo conectar con tu lado femenino" impartidos por gurús new age, las escuelas para padres, las capacitaciones en las fábricas y oficinas sobre acoso sexual, maestrías y doctorados en estudios de género y lecturas de revistas semanales con consejos para satisfacer a la mujer moderna (textos absolutamente ridículos, con títulos como: "el manual del buen estimulador del clítoris", "acompaña a tu chica a comprar zapatos unas horas y obtén felaciones que harán que te corras" ó "10 platillos que harán que cualquier dama no salga de tu cama"). Los machos, como buenos ejemplares de la estupidez en el reino animal, siguieron de manera puntual las nuevas tendencias con el mismo agrado que un burro acepta que le agreguen 50 kilos más al fardo que llevan a cuestas;  sonreían plácidamente como subnormales disfrutando de las tropelías de El Chavo del 8.  Mientras tanto, las hembras consideraron pertinente emular las actitudes y conductas más denigrantes de su contraparte, con el fin de acelerar el proceso de igualdad entre géneros.  Al final, los hombres se volvieron aún más imbéciles que sus antepasados proto-humanos e irremediablemente fueron desplazados de los puestos de mediano y alto mando por mujeres con estudios universitarios que cobraban igual que el encargado de la limpieza. Ellas ganaron estatus, obligaciones, más responsabilidades, sueldos de miseria y se llevaron además el premio de consolación de actuar libremente como barbajanes sin ser juzgadas; sin embargo, a pesar de los tremendos beneficios, permaneció latente e inconfesable el deseo frustrado de encontrar a un buen proveedor que se hiciera cargo de ellas y de las añoradas crías. La lucha entre géneros se tornó más arbitraria e imposible, dejando como único vencedor al sistema económico imperante que encontró nuevas y mejores maneras de que las bestias humanas lo alimentaran sin hacer muecas.