domingo, 20 de marzo de 2016

Los domingos de la familia Mülller.


El Sr. y la Sra. Müller pasaban los domingos ofreciendo fiestas a sus amigos los Mota Velasco, el clan Slim Helú,  los Baillères González, la casta Salinas Pliego, los Gonda de Rivera, la casta Aramburuzabala  y por supuesto las familias del Valle y Arango. Todo era justo como en los comerciales de Ferrero Rocher, un ambiente  de gente bonita y sana vistiendo prendas de diseñador y exclamando cada dos por tres muchos: ¡oh!¡espléndido! ¡maravilloso! y ¡querida! Pero todo eso cambió cuando nació Lisandrito (o como le llamaban en las altas  esferas a escondidas y entre risas maliciosas: "Lisiadito"). Lisandrito Müller nació con parálisis cerebral y la familia no quiso saber más de las fiestas y la vida social; desde entonces dedican las tardes a contestar llamadas telefónicas de sus viejos amigos que siempre terminan con un: "Sí, es una bendición" ó "Es un angelito que Dios nos envió", mientras repasan junto al más pequeño de sus hijos las lecciones del Manual del Perfecto Asesino. Por su parte Lisandrito se desliza en su silla de ruedas gracias a los ríos de excreciones incontrolables que confunde con arcoíris vomitados por vacas parlanchinas.




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