Mutilados, retrasados, enfermos y deformes; un conjunto de seres antes despreciados y humillados abiertamente, gozan hoy de los beneficios de millones de "me gusta" gracias a la adherencia de la masa a las causas humanitarias producto de una moral con tintes progresistas, pero siempre tibia. En la vida no virtual, fuera de los monitores y los videos de discursos <buena onda>, cargados de escenas lastimeras y música emotiva, nadie quiere hacerse cargo de ellos. Resulta mucho más sencillo y gratificante adoptar a un elefante que ayudar a nuestros iguales disminuidos a humanos en fase beta. Si hubiera una genuina intención filantrópica, se llevaría a cabo la campaña: "Abrazos que salvan." Dicha campaña consistiría en abrazar a todos los marginados del mercado erótico afectivo, hasta que pierdan el aliento asfixiados por los potentes, funcionales y cariñosos brazos de sus benefactores.
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