En México, nos encanta la estupidez. Nos encanta hacer circo de todo. Nos encanta hacer del sufrimiento todo un evento social; de ahí que, los hospitales siempre estén llenos de gente sana rodeando a los enfermos con cobijas, frituras nadando en salsa picante y televisores portátiles. Nos encanta estar puteados y encomendarnos a un tipo con vestido blanco con la esperanza de que, mágica y místicamente desaparezcan nuestros problemas. Nos encanta llenar las calles de ruido y basura con tal de recibir festivamente al los sucesores de Pedro. En México nos encanta nadar en la mierda de la ignorancia.
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